Y el caso es que era una rubia neumoctónica, de las que envían a la gente a la UCI, nada de bote, todo suyo, pero alguien la llamó Curro, por el pájaro aquel de la Expo de Sevilla, y Curro se quedó, ni siquiera curra, que lo era. Las dos nos gustábamos, así eran mis sueños entonces.
vendredi 10 septembre 2010
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2 commentaires:
Yo tengo un peluche de Curro, cuando lo conseguí me hizo mucha ilusión. Es de los peluches más grandes que he tenido. Ahora estará acumulando polvo por algún armario de mi casa.
Pues le pasa como a nosotras, que acumulamos polvo tras polvo.
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