Como el tránsito entre el estigma de Caín de Demian y el final de El juego de abalorios de Hermann Hesse, pero en 64 páginas y con dibujines, Jamie Delano y Sean Philips nos cuentan la diferencia entre ese romanticismo elitista juvenil y el desengaño necesario que le suele suceder, si se le da tiempo y ocasión suficientes. No es que sea muy exigente, por lo demás.
También nos muestran, con una claridad que también creo ver en Irreversible de Gaspar Noé, que las personas no somos héroes ni monstruos, que la esencia del ser humano es cualquier cosa menos humana, y que la existencia es una espiral de espirales, donde fuerzas siempre más grandes van moviendo y moviendo, sin solución de continuidad ni puerto seguro. Caladeros alguno; la química hace milagros, si me preguntan.
Neonazis, lesbianas, vampiresas, femmes fatales, garrulos con fusiles de asalto, sesos de pakistaní, banda sonora de Joy Division; agitado, no revuelto. Pero que muy agitado.
También nos muestran, con una claridad que también creo ver en Irreversible de Gaspar Noé, que las personas no somos héroes ni monstruos, que la esencia del ser humano es cualquier cosa menos humana, y que la existencia es una espiral de espirales, donde fuerzas siempre más grandes van moviendo y moviendo, sin solución de continuidad ni puerto seguro. Caladeros alguno; la química hace milagros, si me preguntan.
Neonazis, lesbianas, vampiresas, femmes fatales, garrulos con fusiles de asalto, sesos de pakistaní, banda sonora de Joy Division; agitado, no revuelto. Pero que muy agitado.
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