Y “estilo republicano” lo digo en sentido yanqui, o sea, conservador. Si alguno de ustedes ha seguido esta serie durante alguna temporadita, al menos, supongo que ya se habrán dado cuenta de que, por aquí y por allá, el creador y autor completo del tebeo, Erik Larsen, no disimula mucho a la hora de dejar claros ciertos aspectos ideológicos de sus personajes que, es de suponer, él mismo comparte. Y si no se han percatado del detalle, pues benditos ustedes, que disfrutan así -o no- de un tebeo de aventuritas, superhéroes y ciencia-ficción de los de hace un par de décadas (que sean tres, o cuatro), sin nada que les pueda turbar la lectura, por edificante o por exasperante, según sea el caso.
Larsen debe ser un señor bastante cabezota. Hace ya unos cuantos años que fundó la editorial Image, en compañía de otros autores en aquel momento más o menos de postín, y es el único de todos ellos que ha continuado, contra viento y marea, sacando de manera más o menos regular el tebeo de su creación de cabecera para el sello, este Savage Dragon que nos ocupa y que ya ha superado holgadamente la barrera de los cien números en el mercado, recopilatorios y series más o menos relacionadas aparte. Todo un hito, más teniendo en cuenta que las cifras de ventas están, desde hace bastante tiempo, bajo mínimos… Además, Larsen se permite el lujo de ser autor completo de su tebeo: guión, dibujo y -lástima- entintado. Las historietas, si uno reduce la actividad neuronal a TV mode on pueden resultar bastante entretenidas, y hasta graciosas; una reconoce pasárselo pipa con este tebeo, qué le voy a hacer, cada cual con sus vicios. El aire à la Kirby que Larsen se gasta, tanto en el tono de las historietas como en el dibujo, no es un mal referente puestos a “homenajear” a algún autor. Que la cosa de los “homenajes” no es algo que se esconda mucho en la serie, no señor, y Larsen se toma a sí mismo, en este y otros aspectos, a cachondeo… que hay una enfermera que se transforma en un trasunto del Capitán Marvel (no, de Mary Marvel no), un señor algo mayor con una armadura de Iron Man (la primera que usó el personaje, vaya), una zona negativa con Anhilus incluído… y así un no parar. Larsen, muy postmoderno él, recicla e intertextualiza todo lo que le viene en gana en el turmix superheróico de su serie. Y le queda lo que le queda… historietas chicle, para pasar un ratito y echar alguna risita, con sus detallitos cascarrabias, sus discursos metalingüísticos -con perdón-, y un sentido de la aventura y el humor que ya es difícil de encontrar hoy en día en los tebeos del género… En fin, que el hombre podría cuidar un poquito más su dibujo, muy a lo mamarracho, con un entintado sucísimo y un nivel de detalle que brilla por su ausencia (ya podría ponerse un entintador, o dedicar a cada página más de cinco minutos, que el tipo tampoco es Frank Miller… uy, se me escapó). Por lo demás, ya les digo que a mí me mola. No debería, pero así es.
4 commentaires:
Mi teoría acerca de Savage Dragon es que Erik Larsen hizo la serie con una mentalidad de prepuber de 13 años: monstruos a mansalva,hostias a mansalva, tetonas a mansalva... y creo que su éxito entre un público má s adulto se debe precisamente, a esa nostalgia hacia nuestra forma de pensar a esas edades. Esperemos que dure tanto como Cerebus.
Intramuros: ¿éxito? Pues no sé yo... Si no fuese el editor jefe y uno de los dueños de la editorial que lo publica, dudo mucho que el tebeo siguiera saliendo, pero vaya... por lo demás, coincido en la fórmula del éxito. Sólo que yo sigo pensando así como dice usted, y no tengo 13 años precisamente. ¿Es grave, doctor?
No lo he leído pero es que no termina de llamarme..(en Invincible hace un cameo)
Bruce: no es que te pierdas la gran joya del noveno arte, pero si te mola Godland... casi no se puede ser más kirbyano que Larsen. La saga con la que comenzó Aleta es un "homenaje" a Kamandi...
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