mardi 1 juin 2010

EL SINDICATO DE POLICÍA YIDDISH, de Michael Chabon

El sindicato de policía Yiddish - Michael Chabon
Decía Maurice Blanchot en La conversación infinita (Madrid 2008, p. 158): "El judío es malestar y desgracia. (…) El judío, a través de los tiempos, es el oprimido y el acusado. Cualquier sociedad, y particularmente la sociedad cristiana, ha tenido su judío, con el fin de afirmarse contra él en una relación de opresión general." Por otro lado, "Hay una verdad del exilio, hay una vocación del exilio, y si ser judío consiste en estar encomendado a la dispersión, es porque la dispersión, lo mismo que convoca a una residencia sin lugar, lo mismo que arruina toda relación fija entre el poder y un individuo, un grupo o un estado, despeja también, frente a la existencia del Todo, otra exigencia, y finalmente impide la tentación de la Unidad-Identidad." (p. 160). Dos citas que nos vienen al pelo para hablarles un poquito de esta extraordinaria novela de Michael Chabon, el escritor judío norteamericano, ganador de un Pulitzer, situado -por la crítica, que no sé si esto tendrá algún valor- en la generación de escritores yanquis en la que figuran también grandes espadas actuales como Chuck Palahniuk, Jonathan Lethem o el tempranamente desaparecido David Foster Wallace. Ahí es nada, amiguitos.

Vamos pues con El sindicato de policía yiddish. Quizá sepan, la hayan leído o no, de qué va la novela si han caído en alguna reseña del libro por ahí. Por decir cuatro generalidades sin chafarles nada del libro, les comento que plantea una ucronía, una "realidad alternativa" en la que, tras la Segunda Guerra Mundial, no se formó un estado judío en Israel, sino que una zona de Alaska, el distrito de Sitka, se convirtió en terreno de acogida para los refugiados judíos europeos, los cuales gozan de cierta autonomía respecto del "propietario" del lugar, los Estados Unidos de Norteamérica, justamente hasta el momento en el que comienza la novela, en el que la zona está a punto de volver al control de sus "dueños legítimos", abriéndose un gran interrogante sobre el futuro de los judíos que allí viven. En este marco Michael Chabon nos narra una historia que podría enmarcarse en el género negro, donde un policía inicia la investigación de un asesinato, un asesinato que parece francamente poco relevante (como si una muerte, cualquier muerte violenta, no fuese siempre importante...) Y a partir de ahí, se va desarrollando toda una trama que implica el destino mismo, no sólo de la comunidad judía de Sitka, sino del statu quo del mundo entero. Si quieren saber más, tendrán que leer el libro...
Policía de Sitka - Alaska - El sindicato de policía yiddish, de Michael Chabon

Por lo que hace al estilo y demás, Michael Chabon se revela como un hábil narrador, que sabe hacer un muy buen uso de los lugares comunes de la novela negra más clásica y popular para contar una historia absorbente, entretenida y con unos personajes francamente memorables. Particularmente el protagonista, el detective de la policía de Sitka Meyer Landsman, alguien con muchos más rincones y facetas de las que aparenta al inicio de la novela, y que vive a lo largo de ella un periplo de los que lo cambian a uno para siempre, destacándose así de otros protagonismos más o menos monolíticos en este tipo de narraciones. Casi como si de una Bildungsroman se tratase, aunque la moraleja no sea, ni mucho menos, edificante... Pero sí muy judía, en muchos sentidos.

Y es que, y vuelvo ahora a las citas del principio, Meyer Landsman (y por sus obvias simpatías con éste, el narrador, Michael Chabon) parece representar dos de los lados del Ser Judío pincelado en las citas de Blanchot: la condena del ser judío, el ser sujeto de los odios e incomprensiones más o menos interesadas, más o menos irracionales, de los demás; y la condena del exilio y el éxodo, condena que, sin embargo, bien podría entenderse más allá del paradigma de maldiciones y bendiciones para revelarse como un principio para acabar con todos los principios, un estado del ser nómada ("nómada" como adjetivo del ser y como sustantivo a la vez) en el que, como apunta Blanchot, quedaría impedida "la tentación de la Unidad-Identidad". Frente a las tentaciones del poder, anhelo de glorias mohosas enredadas en un pasado mítico, reivindicadas por unos sionistas mesiánicos que cayeron del lado contrario, encontramos al nómada Landsman, el judío errante, el judío de la moralidad judía del exilio y el éxodo, el único dispuesto a ser cobijo de la Verdad a cambio de perder todo cobijo, toda morada y salvaguarda para sí. No es extraña, pues, la extraña nostalgia y melancolía que le invade, y que el alcohol sólo sea un frágil enmascaramiento de su exposición absoluta, la cual tampoco puede impedir la remisión destinal que le estaba entregada, la prenda que debía sostener y proteger él mismo y a cuenta de sí mismo. Levinas frente a Fackenheim: dos judíos, tres sinagogas.

No creo que hayan entendido un carajo de esto último; o quizá sólo les estoy extrapolando lo que me pasa a mí. Que no lo entiendo. Ya, ya sé que lo he escrito yo. Pero lo releo y no sé qué quiere decir. A ver, sé qué expresan estas ideas. Pero en cuanto pasan a letras algo se escapa, algo incomunicable. Algo muy clavado en mí. Será por eso que no consigo desarrancarlo y explicárselo a ustedes. Será que inconscientemente busco darles motivos de odio o, al menos, de incomprensión. Para lo del exilio ya no necesito motivos, ni los motivos podrían salvarme.

4 commentaires:

Alimaña a dit…

Debes estar tranquila, escribes muy bien. (Ya me gustaría a mí...)
Nunca es fácil expresar un sentimiento ya que a veces después de haberlo leído te resulte algo contradictorio... Respecto al libro he de decir que no lo he leído, ando ahora empecinado en cosas más superfluas que me relajan y que a pesar de sus fúnebres propuestas, me hacen conciliar el sueño jajaja.

P.D. Vuelve a mirar "zombie" quizás te interese..

Un saludo del Alimaña

La Perse a dit…

No sé por qué, me da en la nariz que deben gustarte las novelas de zombis. ;) De un tiempo a esta parte la verdad es que abundan ese tipo de libros... yo he leído poca cosa (Apocalipsis Z: Los días oscuros y Apocalipsis Island), y reconozco que ambos me los pasaron como copias de prensa, que si no ni esos... Digamos que leo libros de muy otro tipo. :P

Y ahora me paso por lo de zombie.

Alimaña a dit…

Pleno! hace una semana me he cargado "Cell" de Stephen King, me ha gustado aunque este hombre se va repitiendo más que las sevillanas. Ahora estoy revisitando las leyendas de Becquer, que por cierto hummm... este tipo ya va haciendo tiempo que no saca nada nuevo

Un saludo a la adivina

La Perse a dit…

De King tuve una etapa lectora en mi adolescencia -qué tiempos, ains-, y cayeron ladrillos como It, Apocalipsis, Christine, Ojos de fuego... De todos modos, ya hace mucho tiempo que perdí el interés y no he leído nada suyo desde hace... Um, bastantes años. No es que lo descarte, pero vamos, tengo muchas otras prioridades en mi lista de lecturas. ;)

Y, Becquer, Becquer... ¿Es ese chico nuevo que está empezando, no? :P Tengo un estupendo recuerdo de sus Rimas y Leyendas, que leí cuando iba al insti (pero por cuenta propia, eh, que una ya apuntaba maneras de gafapasta). ;)

Búsqueda personalizada
 

Membres