Troquelados los empeines de las vainas, satisfacía trolebuses deseosos con singulares cimitarras. Luego tuvo, aún, unas palabras, sin desmayo, pisando débilmente las alfombras asfaltadas de mediocridad bochornosa, sí, pero con retintín.
Lo entitativo divaga por el cosmos aerofágico.
Hazme caso: no le dejes.
Traducidos los elegantes de las espadas, sacaría trobiandeses apestosos con salientes cinguladas. Luego tuvo, aún, unas palabras, sin desmayo, glissando terriblemente las albahacas asombradas de melosidad bochornosa, sí, pero con retintín.
vendredi 9 juillet 2010
Era un elefante que soñaba con su mamá hipopótamo
Libellés :
coñeiforme,
entitativo
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